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7, 2014

Voy con dos días de retraso, pero ya lo dicen: más vale tarde que nunca.


El invierno sigue adelante y yo no hago más que morirme del frío. No digo que no me guste, pero el sol podría asomarse algún día de éstos. Estoy cansada, me levanto todos los días y noto como si necesitara 27 horas más para recuperar las fuerzas. El 2013 se suma a la colección de años más intensos de mi vida, una intensidad tan buena cómo mala. Y por hoy, poco más.


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